En este nuevo artículo voy a tratar de resumir una Catequesis que impartí este verano en el Retiro que la Fundación “Centro Medjugorje” organiza desde hace tres años en la Casa Magnificat de Medjugorje. La titulé: las cinco letras.

En España cuando hablamos de Mamá María la llamamos: “la Virgen”; en Italia: “la Madonna”; en mi tierra, en Valencia: “la Mare de Dèu” (la Madre de Dios); en Medjugorje: “la Gospa”. Os propongo que nos fijemos en las cinco letras que componen su nombre tan amado, tan admirable: Gospa. Porque con cada una de ellas quisiera formar una palabra y meditar con vosotros en una característica esencial del misterio de gracia y amor que aquí, en Medjugorje, el cielo nos regala. Nos servirá, quizá, para comprender y vivir mejor los mensajes de nuestra Mamá celeste, la Reina de la Paz.

1ª.- La “G” de “Gracia”

Este es Su otro Nombre. Así se la conoce en el cielo. Así la llama Dios eternamente: “llena de gracia”. También en María todo es gracia. Pero, en Ella se anticipa a la naturaleza: preservada del pecado, recibe –en el instante mismo de su Concepción Inmaculada– una plenitud de gracia mayor que la concedida a todos los ángeles y santos juntos, como solo corresponde a la Madre de Dios. Su santidad es purísima y resplandeciente, perfecta y admirable.

La gracia de María se llama Jesús. No hay distancia entre nuestro Salvador y su Madre. Ella, que le concibe por obra del Espíritu Santo, le da a luz, Emmanuel. Y estará con Él en la cruz, del mismo modo que está con Él en la gloria. Ella no deja de conducirnos, a todos, hacia su Hijo, fruto bendito de su vientre.

La gracia de Dios se llama María: “Yo soy una gracia del Padre Celestial enviada para ayudaros a vivir la Palabra de mi Hijo” (02.09.2015).

Gracia es, también, el tiempo que la Providencia regala a nuestra generación. ¡Cuántas veces lo ha dicho la Gospa: “este es un tiempo de gracia que Dios os da”. También ha asegurado que nunca en la historia ha derramado Dios mayores gracias que las que nos concede ahora en Medjugorje.

Este tiempo es mi tiempo” (25.01.1997). “Dios me concede este tiempo cual don para vosotros, para que pueda instruiros y conduciros por el camino de la salvación” (25.08.1997).

Dios me ha enviado a vosotros para que os ayudeOs bendigo y permanezco con vosotros hasta que Dios así lo quiera” (25.01.1991).

Y, ¿para qué envía el Padre a Madre, a María? Fundamentalmente para “recordar al mundo que Dios existe” (16.06.1983) y llamarnos a todos a la conversión. Por eso es, también, un tiempo de conversión: “Queridos hijos, hoy os invito a la conversión. Este es el mensaje más importante que os he dado aquí” (25.02.1996). Un tiempo que cierra un ciclo: “He venido a invitar al mundo a la conversión por última vez. Después no apareceré más en la tierra: estas son mis últimas apariciones” (02.05.1982).

Nuestra generación tiene el privilegio de vivir en este tiempo de María y ser testigo de la historia de amor que comenzó hace casi cien años en Fátima y que finalmente se cumplirá en Medjugorje: el triunfo de Su Inmaculado Corazón (cfr. 25.08.1991).

Mientras, Ella desea y espera de nosotros que abandonemos de una vez el pecado y nos decidamos por su Hijo, que pongamos a Dios en el primer lugar de nuestra vida. También ha dicho: “¡Tomadme en serio! Cuando Dios se manifiesta al mundo no lo hace como una broma, sino para decir cosas serias” (15.03.1982).

Al final de cada mensaje, Mamá nos da siempre “gracias, por haber respondido a mi llamada”.

2ª.- La “O” de “Oración”

El mensaje más insistente, el que más se repite, el llamado que aparece en casi todos los mensajes desde el principio y de forma más contundente es sin duda el de la oración. En el último mensaje del 25 de octubre de 2016 nos apremia: “hijitos, orad, orad, orad y permitid a Dios que entre en vuestros corazones”. Sí, esta es la frase que Mamá no se cansa de decirnos: “Orad, orad, orad”. Sabemos que cuando una madre insiste siempre en lo mismo es que, en primer lugar, lo que dice es muy importante para sus hijos y, en segundo, que todavía no la han obedecido… Por eso, decía ya en 1984: “Os puede parecer extraño que os hable siempre de oración. Todavía os repito: orad”, y, hace apenas unos meses: “Hijos míos, vosotros amáis poco y oráis aún menos” (25.02.2016).

En cierta ocasión confesó: “Deseo deciros tan solo esto: ¡orad, orad, orad! No sé qué más deciros, porque os amo y deseo que mediante la oración conozcáis el amor de Dios y el mío” (15.11.1984) afirmando que “la cosa más importante, también para vuestro cuerpo, es la oración” (22.12.1983).

Ella ha dicho también: “la oración hace milagros” (25.04.2001), y ha asegurado que “quien ora no tiene miedo al futuro” (25.01.2001). También: “la oración es el fundamento de vuestra paz. Abrid vuestro corazón y dadle tiempo a Dios” (25.06.1997).

Aunque como buena Madre y Maestra comenzó pidiendo a los videntes y parroquianos que comenzaran a orar de forma progresiva (primero el Credo, siete Padrenuestros, siete Avemarías y siete Glorias; el Angelus; una parte del Rosario, etc.), después les dijo: “deseo que la oración esté siempre más radicada en vuestro corazón, Orad más, cada día más” (11.12.1981).

Ciertamente es una Madre exigente porque nos ama y desea nuestro bien: “Podéis orar hasta cuatro horas al día. ¿Os parece mucho? ¡Pero es sólo la sexta parte de la jornada!” (08.01.1983). En este tiempo se incluye, naturalmente, la Misa y el Rosario.

Finalmente, nos invita a orar sin interrupción hasta que la oración se convierta en alegría, en vida para nosotros: “por tanto, hijitos, llenad siempre vuestros corazones aún con las más pequeñas oraciones” (25.02.1989), esto es, jaculatorias, frases del Evangelio, etc.

Pero, lo más importante y en lo que más insiste es que oremos “con el corazón”. ¿Qué significa orar con el corazón? Ella misma nos lo explica: que nuestra oración sea “una oración sincera que no son solo palabras, sino oración que el corazón pronuncia” (02.12.2014).

También nos enseña que:

1.-  “La oración más bella es el Credo” (18.02.1983) y nos pide que lo recemos siempre antes del Rosario y del Viacrucis.

2.- “La Misa es la forma más alta de oración… os recomiendo participar todos los días en la Misa” (13.06.1984).

3.- “Adorad sin cesar al Santísimo Sacramento del Altar. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en adoración. En esos momentos se obtienen gracias particulares” (15.03.1984).

4.- “Rezad cada día al menos un Rosario completo: los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos” (14.08.1984) asegurando que “el rosario por sí solo puede hacer milagros en el mundo y en vuestra vida” (25.01.1991) y que “con el Rosario venceréis todos los obstáculos que satanás quiere poner en estos tiempos a la Iglesia Católica” (25.06.1985). “El rosario es para mí, hijitos, algo especialmente querido” (25.08.1997).

5.- “Os invito a leer todos los días la Sagrada Biblia en vuestras casas; colocadla en un lugar bien visible para que siempre os estimule a leerla y a orar” (18.10.1984).

6.- Con mucha insistencia nos repite: “orad por mis intenciones. Os suplico que me ayudéis” (25.06.1987).

7.- También nos pide que oremos por los que no tienen el amor de Dios en su corazón (recordemos que desde el 2 de agosto de 1987 se aparece cada día segundo de mes a Mirjana para rezar con ella, y con los peregrinos que desean sumarse, por los que no creen y aún no conocen el amor de Dios); por la paz; por los pastores de la Iglesia; por los enfermos; por las familias; por las almas del purgatorio.

8.- “Orad para que el Espíritu Santo os infunda el espíritu de oración” (09.06.1984) y: “Lo más importante es rezar al Espíritu Santo para que descienda sobre vosotros. Cuando uno lo posee, lo tiene todo. Las personas cometen un error al invocar a los santos solamente, cuando piden algo” (21.10.1983). Por eso, “comenzad invocando al Espíritu Santo cada día” (25.11.1983).

9) “Renovad la oración en vuestras familias y formad grupos de oración, así experimentaréis alegría en la oración y comunión. Todos los que oráis y sois miembros de grupos de oración, estáis abiertos a la voluntad de Dios en vuestros corazones y con alegría dais testimonio del amor de Dios” (25.09.2000).

10) “No os preocupéis. Si vosotros oráis, satanás no podrá hacer nada contra vosotros (…) ¡Orad! Que el Rosario esté siempre en vuestras manos como signo para satanás de que vosotros me pertenecéis” (25.02.1988).

3ª.- La “S” de “Santidad”

La santidad es el principal llamado, junto a la conversión, que nuestra Mamá nos hace a todos en Medjugorje: “Abandonad el pecado y decidíos, hijitos, por la santidad” (25.05.2011). La santidad está en el corazón y centro de Sus mensajes como la letra “s” en el de su bendito Nombre: “Yo soy vuestra Madre y, por tanto, quiero conduciros a todos vosotros a la santidad completa. Quiero que cada uno sea feliz aquí en la tierra y que esté conmigo en el Cielo. Este es, queridos hijitos, el propósito de mi venida aquí  y mi deseo” (25.05.1987).

Sí, esta es la causa principal por la que permanece con nosotros: “Queridos hijos, sabed que me he quedado aquí tan largo tiempo por vosotros, para poder guiar vuestros pasos por el camino de la santidad” (01.01.1987). Ahora bien, Ella respeta siempre nuestra voluntad, nuestra decisión: “no quiero obligaros a ser santos por la fuerza (…) Por eso, queridos hijos, no deseo obligaros a que viváis mis mensajes, pero este largo tiempo que estoy con vosotros es señal de que os amo inmensamente y que deseo que cada uno sea santo” (09.10.1986). Luego, para ser santos hemos de vivir sus mensajes: ellos nos guían hacia la santidad.

¿Qué nos pide la Gospa en sus mensajes? El Padre Jozo Zovko, lo resumió en su Catequesis de las cinco piedras (los medios que María Reina de la Paz nos da para recorrer un camino sencillo de santidad, de paz): 1) la oración con el corazón (especialmente el Rosario); 2) el ayuno (al menos dos veces a la semana); 3) la Eucaristía (Misa, comunión y Adoración); 4) la lectura de la Biblia (todos los días) y 5) la confesión frecuente (al menos mensual).

De estas la más sorprendente quizá sea la del ayuno. Un ayuno que Jesús mismo y nuestra Madre practicaban, como la entera Iglesia apostólica, en los mismos días de la semana: “ayunad estrictamente el miércoles y viernes” (14.08.1984). “Habéis olvidado que con la oración y el ayuno se pueden alejar las guerras e incluso suspender las leyes naturales. La mejor forma de ayunar es a pan y agua. La limosna y las obras de caridad no reemplazan el ayuno. Todos, excepto los enfermos, deben ayunar” (02.07.1982). Y asegura: “quien ayuna no teme al mal” (25.01.2001). También nos pide: “Los días de ayuno leed Mateo 6, 24-34”. Porque, el ayuno sin oración es solo dieta y la oración sin ayuno pierde su omnipotencia. Ayunar es orar con el cuerpo. No como una penitencia, sino por y con amor. Ayunar con el corazón. Por Mamá. Por sus intenciones.

4ª.- La “P” de “Paz”

Yo soy la Reina de la Paz” (26.06.1981).

Paz, paz, paz. Reconciliaos. Reconciliaos con Dios y entre vosotros. Y para ello es necesario creer, rezar, ayunar y confesarse”.

Aunque la paz es un don de Dios, no hay paz en el corazón sin oración, sin conversión, sin reconciliación: hemos de estar dispuestos a perdonar antes de nada a nuestros familiares y a quienes nos han herido profundamente: “debéis perdonar a vuestro prójimo. Encontrad en vuestros corazones a vuestros enemigos y orad por ellos al Padre” (08.07.1981).

También hemos de reconciliarnos con Dios, por eso pide que nos confesemos al menos una vez al mes: “especialmente el primer sábado. La confesión mensual será el remedio para la Iglesia de Occidente. Este mensaje deber ser transmitido a Occidente” (06.08.1981).

A lo largo de estos treinta y cinco años, ha repetido muchas veces: “os traigo la paz, soy vuestra Madre y la Reina de la Paz” (25.07.1988). “Queridos hijos, hoy os invito a la paz. He venido aquí como Reina de la Paz y deseo enriqueceros con mi paz maternal. Queridos hijos, os amo y deseo guiaros a todos hacia la paz que solo Dios da y que enriquece cada corazón. Os invito a ser portadores y testigos de mi paz en este mundo sin paz” (25.07.1990).

Pero, no podemos orar por la paz del mundo ni alcanzarla si nuestro corazón no está en paz. Tampoco puede haber paz en nuestra familia si no la hay en nuestro corazón, y es que todas las divisiones, los conflictos y las guerras empiezan en el corazón de los hombres: “Queridos hijos, hoy gozo y oro con vosotros por la paz: paz en vuestros corazones, paz en vuestras familias, paz en vuestros deseos y paz en todo el mundo. Que hoy el Rey de la Paz os bendiga y os dé la paz” (25.12.1994).

Nada más llegar a Medjugorje se respira una paz profunda, inefable, divina: es la paz del cielo, la paz de Mamá, Reina de la Paz. Por eso Medjugorje es la nueva Jerusalén, la ciudad de la paz, hacía la que peregrinan todas las naciones de la tierra.

5ª.- La “A” de “Amor”

El Amor la envió a nosotros y Ella vino, viene y vendrá por amor.

Medjugorje es una hermosísima historia de amor y comunión: “Queridos hijos, hoy deseo deciros que os amo. Os amo con mi amor maternal y os invito a abriros completamente a Mí” (25.08.1992).

Si supierais cuánto os amo, lloraríais de alegría” (25.06.1983).

Debéis ser conscientes, mis amados hijos, que soy vuestra Mamá y que he venido a la tierra para enseñaros a amar” (29.11.1984). Un día Vicka le preguntó por qué era tan hermosa y Ella contestó: “Soy tan hermosa porque amo. Si queréis ser hermosos, amad”.

Nuestra Mamá quiere que seamos hermosos como Ella, desea “que amemos en primer lugar a Dios sobre todas las cosas” (25.03.1996) y que tengamos “paciencia, misericordia y amor por nuestro prójimo” (02.06.2016). “Queridos hijos, con amor materno os ruego: amaos los unos a los otros. Que en vuestros corazones esté siempre, como mi Hijo ha querido desde el principio, en el primer lugar, el amor hacia el Padre Celestial y hacia vuestro prójimo, por encima de todo lo terrenal” (02.10.2014).

No se cansa de invitarnos “a vivir en vuestras vidas el amor a Dios y al prójimo. Sin amor, queridos hijos, no podéis hacer nada. Por eso, hijitos, os invito a que viváis el amor mutuo. Sólo así podréis amarme y aceptarme” (29.05.1986). Como Su Hijo nos dice a todos: “Amad a vuestros enemigos. Orad por ellos y bendecirlos” (25.06.1983).

Finalmente, nuestra Mamá nos promete: “Queridos hijos, recordad lo que os digo: ¡el amor triunfará!” (02.12.2014).

Gospa: cinco letras para estas cinco palabras que proclaman cinco principios y fundamentos de la espiritualidad que nuestra Mamá celeste, la Reina de la Paz, nos enseña en Medjugorje.

¡Gracias, Mamá! ¡Gracias por venir cada día a nosotros y confiarnos tus mensajes!

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