Mi testimonio de vida empieza de un matrimonio muy Católico de dónde Dios me dio la Bendición de ser el octavo hijo.

Era para ser “un embarazo más”, nueve meses sin complicaciones pero no fue así: Mis Padres pertenecían a la Renovación Carismática Católica, y siempre fueron muy devotos a la Santísima Virgen María.

Mi mamá Honoria a los 36 años de vida, sin saber que estaba embarazada tuvo una hemorragia muy severa lo cual al llegar al hospital y luego de los estudios que le realizaron, le informaron que tuvo un aborto espontáneo y que el feto llevaba 2 meses en su vientre.

El sangrado seguía y todos los estudios indicaban que tenía “Cáncer en el cuello uterino” y debía procederse al vaciamiento  uterino.

Grande  fue  la  sorpresa  y  la Providencia Divina, que al hacerse los estudios previos a la cirugía, detectaron un feto de 3 meses en el vientre de mi mamá. Ningún doctor podía esconder su asombro ante tal resultado y el diagnóstico que dieron a mis padres era que ese embarazo debería interrumpirse por el cáncer muy avanzado y que no daban ninguna esperanza de vida al niño por nacer.

Mis padres no podían aceptar la decisión que los doctores daban por hecho; papá y mamá solo se refugiaron en la oración y en el rezo del Santo Rosario rogando la intercesión de la Santísima Virgen María, esperando que se cumpliera la voluntad de Dios y no de los doctores. A pesar del diagnóstico, mi mamá siguió con el embarazo; entre internación, absoluto reposo y el sangrado que no cesaba ni un solo día.

Llegado a los 5 meses de gestación, nuevamente fue internada de urgencia, y los doctores más una vez preparados para someterla  a  un  aborto  porque  la vida de mi mamá ya corría peligro. Mientras preparaban el quirófano para el procedimiento, más una vez la Madre Santísima intervino con su poder maternal. Los doctores entraron en la sala donde mi mamá estaba esperando el último resultado en el cual se observaba a través de una ecografía que la man- cha (el cáncer) rodeaba por completo el útero, pero que milagrosamente el feto se encontraba en perfecta condiciones, por lo cual una vez más no se sometió a cirugía.

Siguiendo fervorosamente el rezo del Santo Rosario en familia y en la Iglesia al cual mis padres asistían, a los 7 meses y 20 días, vine al mundo con 3,800 kg un 4 de marzo de 1.985.

Al nacer mi papá me envolvió en una manita y me llevó a la Iglesia, postrado frente al Santísimo Sacramento, me puso frente del Altar. Alabando, glorificando y agradeciendo a Dios por éste séptimo hijo varón que Él le regaló y rezando el Santo Rosario, rogaba por la salud de mi mamá que seguía internada y también por mi salud.

Desde mi nacimiento acompañé todas las noches a mi papá en su “Hora Santa”, era su compañero fiel en su Visita al Santísimo. Mientras él oraba y rezaba el Santo Rosario por mi mamá que se encontraba en cama por el cáncer que la consumió lentamente y por mi vida, durante su “Hora Santa” yo permanecía dormido bajo el Altar.

La Hora Santa de mi papá y 2 años de Comunión Eucarística diaria junto con mi mamá y por la poderosa intercesión una vez más de la Santísima Virgen, el cáncer desapareció milagrosamente.

¿Cuándo mis Padres conocieron y empezaron a invocar a la Reina de la Paz?

Cuando a los 6 años de edad sufrí un accidente de tránsito y quedé en coma (terapia intensiva) durante 1 mes y 11 días a consecuencia de un traumatismo de Cráneo Encefálico.

Durante los días en coma, mi mamá recibió en el hospital una visita del Grupo de Oración María Reina de la Paz, donde le entregaron una estampita con la imagen y una oración de la Virgen María Reina de la Paz. En ese mismo instante por inspiración Divina rezaron juntos el Santo Rosario pidiendo la intercesión de Nuestra Madre, por mi recuperación si era la Voluntad de Dios, milagrosamente desperté del coma completamente sano y sin secuela alguna.

A mis 16 años de edad tras la muerte de mi papá caí en una profunda depresión y empecé a refugiarme en los vicios que me ofrecía el mundo, fue un periodo oscuro de mi vida, abandoné mi hogar, dejando de lado a mi madre, hermanos y toda mi formación espiritual. Gracias una vez más a la oración de mi mamá y al mismo grupo de oración Mariano, que 10 años atrás  rezaron por mi recuperación, en ese momento ellos me recogieron de la calle (porque ya vivía como un mendigo, sin hogar y sin familia) y el Grupo Reina de la Paz, viendo mi difícil situación y  el  peligro de vida que corría, me llevaron hasta el Obispado, dónde Monseñor Rogelio Livieres (por quién recibí el sacramento de la Confirmación) me recibió personalmente, dándome en primer lugar su amor paternal que tanto necesitaba y un lugar donde refugiarme.

Su apoyo material y espiritual junto con el acompañamiento incansable del Grupo Reina de la Paz, pude llegar a encontrar mi Verdadera Vocación.

El amor maternal de María Reina de la Paz me protegió desde el vientre de mi Madre y en cada etapa de mi vida hasta llegar el esperado día de mi Consagración Sacerdotal: el día 27 de enero del año 2011 fui ordenado Sacerdote Diocesano, por la imposición de la mano del Monseñor Rogelio Livieres, Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este.

Actualmente soy Párroco de la Parroquia Virgen del Rosario del Barrio Pablo Rojas de Ciudad del Este, Capellán de la Cárcel Regional y Asesor del Movimiento María Reina de la Paz en Paraguay.

Sólo puedo pedir que sigan orando por mí, por mi Consagración y para que Nuestra Madre siga derramando  su  amor sobre mi vida y mi familia Espiritual del Movimiento Espiritual María Reina de la Paz-Paraguay.

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