“¡Queridos hijos! También hoy estoy con ustedes y con alegría los invito a todos: oren y crean en el poder de la oración. Abran sus corazones, hijitos, para que Dios los llene con su amor y ustedes serán alegría para los demás. Su testimonio será poderoso y todo lo que harán estará entretejido con la ternura de Dios. Yo estoy con ustedes y oro por ustedes y por su conversión, hasta que pongan a Dios en el primer lugar. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Este mensaje me llega estando en Roma, pocas horas antes de visitar nuevamente al Papa Francisco y de concelebrar la Santa Misa con él en la Capilla de la Casa Santa Marta, preparándome también para peregrinar el martes 26, de nuevo a Medjugorje; y este Mensaje también nos llega con apenas pocos días de anticipación al viaje que hará el Santo Padre a Sarajevo.

Todo esto me ha llevado -mientras estaba en la Capilla de la Casa Santa Marta- a interceder intensamente, a tomar en primera persona este Mensaje de la Gozpa, orando y creyendo en el poder de la oración, y poniendo en las manos de la Virgen María este viaje del Santo Padre a Sarajevo quien, como el Buen Pastor, sale a buscar la oveja pérdida.

Sarajevo, es una ciudad de mayoría musulmana, pero con una importante población ortodoxa y católica. El mismo Santo Padre, al referirse a este viaje, ha dicho que su finalidad es para que "dé ánimo a los fieles católicos, suscite fermento del bien y contribuya a consolidar la fraternidad y la paz, del diálogo interreligioso y de la amistad".

No me cabe la menor duda que cada decisión del Santo Padre es inspirada por el Santo Espíritu de Dios, y por el gran amor que él tiene a la Santísima Virgen María.

El lema para ese viaje apostólico no es nada menos que: “La paz sea con ustedes”, y el logo del viaje: una paloma con una rama de olivo, símbolo de la paz y con la cruz, parte de la cual es un triángulo estilizado que simboliza los confines de Bosnia, con los colores, blanco, azul, amarillo y rojo, que representan tanto la bandera de ese país como la presencia de los croatas en el mismo.

Soy de la opinión que quienes amamos a Medjugorje, pero también todos los católicos, debemos hacer una oración de fuerte intercesión por este viaje del Santo Padre, y por todas las personas y acontecimientos que lo rodearán durante esas horas.

El Papa Bergoglio, durante toda su vida como sacerdote, obispo y ahora más que nunca, como sucesor de Pedro, ha vivido el pedido de María Reina de la Paz: “Abran los corazones, hijitos, para que Dios los llene con su amor y ustedes serán alegría para los demás. Su testimonio será poderoso y todo lo que harán estará entretejido con la ternura de Dios”.

Solo quien abre las puertas del corazón al Espíritu Santo, puede percibir las inspiraciones de Dios, que lo envía como Buen Pastor a buscar a quienes tienen mayor necesidad de experimentar el amor de Dios, dejando de lado toda forma de nacionalismo y comportamiento que divida.

Tal como dijo hace pocos días atrás, durante el Regina Coeli del domingo de Pentecostés: “La Iglesia no nace aislada, nace universal, una, católica. Con una identidad precisa, pero abierta a todos. Que la Iglesia sea universal significa que abre sus puertas a todas las personas, tanto pecadores como santos. Nuestra Madre Iglesia no cierra la puerta en la cara a nadie. ¡A nadie! Ni siquiera al peor pecador, ¡a nadie! Y esto gracias a la fuerza y a la gracia del Espíritu Santo”.

Solo teniendo el fiel propósito de permitir que Dios nos llene con su amor, cada uno de nosotros podrá ser motivo de alegría para los demás. Y entonces nuestro testimonio será poderoso, pues la misma Madre de Dios nos colmará de su ternura para compartirla con quienes más lo necesitan.

En ocasiones nos encontramos con católicos que parece se han llenado más de la reglas que de la ternura de Dios y de María, y que les cuesta o están como imposibilitados de transmitirla con palabras, gestos y decisiones evangélicas creativas hacia los demás. Entonces es como que se van quedando encerrados en sus esquemas mentales, en ciertas actitudes legalistas y rigoristas, y van perdiendo la frescura y la alegría del Evangelio, que tan claramente transmite nuestra Madre en sus Mensajes, y el Papa Francisco en sus palabras, vida y decisiones, discernidas a la luz de la voluntad de Dios.

Pidamos entonces a la Gozpa que nos ayude a no quedarnos solo en lo bonito de su Mensaje, sino que también tomemos todo un mes para rumiarlo en lo profundo de nuestros corazones, y que este mensaje regado por la oración y la efusión del Espíritu Santo florezca y produzca frutos dulces y abundante.

Oración

Querida Madre, Reina de la Paz, gracias por estar nuevamente cerca de todos nosotros y por querer transmitirnos tu bendición materna, portadora del don de la alegría.
Enséñame Madre a abrir mi corazón, y a creer con fe profunda en el poder de mi oración.

Que me deje llenar del amor de Dios, que colma mis vacios, para que el poder de su amor me cambie y que con mis palabras, miradas, gestos, actitudes y decisiones cotidianas, yo sea de alegría para los demás: en primer lugar para los miembros de mi familia, mis vecinos, compañeros, y hermanos de comunidad, y que de este modo Dios pueda suscitar a través de éste pequeños/a siervo/a tuyo, un testimonio que será poderoso, porque estará entretejido con la ternura de Dios.

Gracias Madre por tu Mensaje. Hoy acepto el llamado que me haces a una conversión más profunda, poniendo el amor de Dios y su voluntad en el primer lugar. Y pido de manera particular por el Papa Francisco, por su viaje apostólico a Sarajevo y por todas sus intenciones. Amén.

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