Cuando en Latinoamérica la primavera estalla en su multiplicidad de colores, aromas y evocaciones, recordándonos el don festivo de la vida, es el momento propicio también para hacernos parte de este renacer, celebrando el Mes de María.

Cada uno de los 30 días del Mes (8 de Noviembre al 8 de Diciembre/ en otros países durante Mayo) que está consagrado a su devoción, la iglesia nos invita a vivir en forma individual, familiar y comunitaria momentos intensos de oración a la Virgen, como mediadora, protectora y modelo excelso de vida cristiana, según indica la tradición de la iglesia.

La fórmula ideal que resume y condensa el pensamiento católico sobre la devoción mariana es: A JESúS POR MARíA. Porque fue él mismo quien nos la regaló como Madre, minutos antes de entregar su vida por toda la humanidad (lea en el Nuevo Testamento el Evangelio de Juan, capítulo 19, desde el versículo veintiséis al veintisiete y comprenderá el por qué la Virgen es su madre querido-a lector-a).

Uno de los muchos textos de San Alberto Hurtado de Chile referente a este Mes que honra a la Virgen nos recuerda:

“En el fondo, María representa la aspiración de todo lo más grande que tiene nuestra alma. La madre es la necesidad más primordial y más absoluta del alma, y cuando la hemos perdido, o sabemos que la vamos a perder, necesitamos algo del Cielo que nos envuelva con su ternura. Ella no es divina, es enteramente de nuestra tierra, como nosotros, plenamente humana: hacía los oficios de cualquiera madre, pero sintiéndola tan totalmente nuestra, la reconocemos como trono de la divinidad.
 

He pensado tantas veces cuando veo el Mes de María lleno de gente, esa gente hambrienta de verdad, ¿cuál es nuestro deber ante ella? Primero, dar ejemplo de integridad de vida cristiana, no acomodarnos al mundo sino que éste se acomode a María. En las conversaciones, caridad: que nuestras palabras sean bondadosas, tiernas y cariñosas. Al mundo le gusta la francachela, nada más que diversión; nosotros no seremos obstáculo, pero pondremos la nota de austeridad y trabajo. No podemos tener devoción a ella y faltar a la caridad, no haciendo nada por solucionar la miseria humana.”

Pero este mes se nos regala también como ocasión especial para confirmar nuestra adhesión a los cuatro dogmas de fe acerca de ella; a saber:

1. Su Inmaculada Concepción (proclamación de Pío IX el 8 de Diciembre de 1854): A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.

2. Su Maternidad Divina(Concilio de Efeso año 431): La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.

3. Su perpetua Virginidad (Constitución apostólica del 7 de Agosto de 1555): María concibió por obra y gracia del Espíritu Santo, permaneciendo siempre virgen, “antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto".

4. Su Asunción a los cielos (Declaración de SS el Papa Pío XII el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Apostólica "Munificentissimus Deus"): La Virgen María, fue llevada en cuerpo y alma al Cielo

Resta mencionar que desde el Concilio Vaticano II y con el impulso de SS el Beato Papa Juan Pablo II, la iglesia se abre a reflexionar sobre la futura declaración de un quinto dogma de fe que clarificará el rol de la Virgen María en el plan salvífico de Dios: María Santísima Cooperadora en la redención, Medianera de todas las gracias y Abogada.

Participemos todos de esta celebración. Conoce aquí las oraciones, textos y reflexiones para cada día del Mes.

Si tu tiempo es escazo puedes también comenzar por conocer, bajar e imprimir para compartir en familia:

La ORACIÖN DE INICIO del Mes (se reza cada día)

La ORACIÖN FINAL del Mes (se reza cada dia)

Reza estas oraciones cada mañana, intercalando la lectura del Evangelio del día y regálate así un momento de encuentro con tu padre Dios en el corazón de tu madre la Virgen María, Reina de la Paz.

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