Saluda de Fray Marinko Sakota

Compartir:

Fray Marinko Šakota

Gospin trg 1 / 88266 MEĐUGORJE – BOSNIA-HERZEGOVINA

Medjugorje, a 27 de enero de 2016

A LOS PARTICIPANTES DEL CONGRESO DE LOS GRUPOS DE ORACIÓN INSPIRADOS POR MEĐUGORJE

¡Queridos hermanos!

Desde el corazón les saludo a todos ustedes en Paraguay, los participantes del Congreso de los grupos de oración inspirados por Medjugorje. Aunque físicamente no estamos cerca, siento que estamos muy cerca en el espíritu. Estamos unidos. La Madre nos une y la oración también. Tal unión puede ser incluso más profunda que cuando estamos físicamente cerca los unos de los otros. Tal unión en el amor que brota de la oración deseo a todos ustedes.

El Congreso del que participan es una oportunidad de conocerse mutuamente, de intercambiar las experiencias, pero también es una oportunidad para la renovación espiritual de cada uno de ustedes. Quisiera que en este Congreso se les renovaran las alas para volar, a fin de que en ustedes se despierte nuevamente el entusiasmo de ser los mensajeros de la paz y del amor. Creo que la Virgen se alegra por  ustedes y por su consentimiento de ser Sus manos extendidas allá donde viven. Espero que ustedes también sienten el gozo por estar en ese ministerio.  ¡Que hermoso es ser mensajero de paz y de amor! ¡Cuan feliz le hace al hombre el hecho de poder ayudar a los demas a encontrar a Dios y la verdadera paz!

Pero en ese camino todos nosotros llegamos a cansarnos. Y justo cuando nos decidimos a hacer el bien, es en ese momento cuando nos encontramos con muchas tentaciones y desafíos. Se nos ofrecen muchas „razones“ que pueden llegar a convencernos de tirar la toalla. Nos cansamos y pensamos que todo lo que estamos haciendo no tiene sentido.

El Congreso es una oportunidad para recordar una vez más las muchas, realmente muchas razones para coger la mano de la Madre, para aceptar Sus llamadas, para vivir la oración, el ayuno, la eucaristía, la adoración, la confesión … Hay muchas razones para vivir, con un fervor nuevo, la paz y el perdón en el corazón, en la familia, y que extendamos la paz y el amor a nuestro alrededor. Porque son muchos los que están esperando por nosotros.

He oído hablar como algunos elogiaron la valentía de un obispo porque aceptó Medjugorje a diferencia de otros que no lo aceptan.  “¡No es la cuestión de mi valentía, sino de los problemas!”, respondió él. “El mundo está en problemas, no tiene paz. Y ¡Medjugorje es la respuesta! Medjugorje enseña el camino hacia la paz”.

¡Ésa es la esencia de Medjugorje! Una ayuda al mundo que está pereciendo. La hoja de ruta para salir de la crisis. La Reina de la Paz está con nosotros (y tanto tiempo), porque solos no sabemos cómo alcanzar la paz. Solos no sabemos vencer el mal que nos engaña y nos ciega. Medjugorje es una mano extendida de la Madre que nos lleva a la fuente de la paz, a Jesús.

Me he dado cuenta: ¡lo único importante es seguir a la Madre! Cumplir con aquello a lo que nos invita. Lo importante es la oración y no la discusión! No las palabras, sino el encuentro con Dios en el que le permitimos que nos cambie y nos modele a su propia imagen. Es tambien importante nuestro propio compromiso por la paz en el lugar donde vivimos, pero un compromiso que surge desde la oración.

Que el Congreso en el que estan participando sea un incentivo para volver a aceptar la mano de la Madre con un entusiasmo nuevo, y responder a Su llamada a aprender a vivir con el corazón. Que este Congreso les ayude a que ustedes, los responsables de los grupos de oración y de las peregrinaciones, se decidan nuevamente a ser los discipulos de la Gospa que aprenden como orar con el corazón, ayunar con el corazón, celebrar la eucaristía con el corazón, adorar a Jesús con el corazón, y en la vida seguir a Jesús con el corazón. Que este Congreso les anime a ser aquellos que están trabajando en su propio corazón, aquellos que desean cambiar, no a los demas sino primeramente a uno mismo. Y que nunca dejen de crecer. En la santidad.

¡Todo esto les deseo desde el corazón! ¡Que Dios misericordioso y Nuestra Madre, la Reina de la Paz, les bendigan y les concedan la paz!

 

Fray Marinko Sakota, el párroco

Compartir: